PREGUNTAS FRECUENTES
Donar sangre es un acto sencillo y rápido. Pero, la población en general, e incluso el personal sanitario, desconoce su trascendencia. Tanto medios de comunicación como series televisivas difunden continuamente mensajes acerca de la necesidad de donar órganos, médula ósea, etc.., no así de la hemodonación.
Sin embargo, ¿Qué ocurriría si los quirófanos, las UCI o las salas de urgencias de un hospital no pudieran disponer de sangre para transfundir a los enfermos que acuden en situación crítica y cuyas vidas peligran? Es mejor no imaginarlo; las consecuencias serían nefastas para la salud pública.
Alrededor de la donación de sangre se han generado muchos mitos. Algunos autores la han definido como un “rito de paso”. Diariamente, las personas que trabajan en los bancos de sangre y centros de transfusión sanguínea deben aclarar muchas creencias erróneas que aún persisten en la mayoría de los ciudadanos. Éstas son algunas de las preguntas más frecuentes que suelen plantearse:
• ¿Por qué es necesario donar sangre?
Porque es el “único medicamento” que no se puede fabricar ni comprar. Muchos enfermos requieren de transfusiones sanguíneas para recuperar o mejorar su salud. Además, la población sana no está libre de riesgo, en cualquier momento puede necesitar algún hemoderivado, por ejemplo, a causa de los habituales accidentes de tráfico, partos complicados, etc...
• ¿Por qué la demanda de hemoderivados es, cada vez, mayor?
La demanda de sangre en los hospitales andaluces y españoles, en general, se incrementa de año en año. Circunstancias sociales, como el envejecimiento de la población -menor número de posibles donantes y mayor número de posibles receptores- o el mayor número de accidentes de tráfico -hemorragias, quemaduras, etc…-; circunstancias demográficas, como el aumento de la población debido a los flujos migratorios y, por último, circunstancias técnicas, como el avance espectacular de la tecnología y, particularmente, de la cirugía de los trasplantes, obligan a los bancos de sangre a multiplicar esfuerzos para lograr una toma de conciencia del problema por el mayor número posible de personas.
• ¿Por qué tantos llamamientos a la población para que done sangre?
Los interminables horarios laborales, los tiempos empleados en desplazamientos, el ritmo frenético de vida, en definitiva, impide que muchas personas dispongan de tiempo libre. La dispersión de la población en urbanizaciones independientes –está demostrado que los índices de donación más elevados corresponden a municipios pequeños, menores de 5.000 habitantes-, el aislamiento social de los ciudadanos dentro de las grandes ciudades, y la lejanía con la que observamos los problemas de “los otros”, son barreras que dificultan enormemente la tarea de informar sobre la necesidad de donar sangre.
En ciertas épocas del año, como Semana Santa, Navidad, fiestas locales y periodos estivales, se producen disminuciones en las reservas de los bancos de sangre debido a que la población cambia transitoriamente sus hábitos y deja de donar. Sin embargo, los enfermos ingresados en los hospitales no disfrutan de vacaciones y la demanda de los hospitales no suele descender durante esas fechas señaladas.
La donación debe ser un acto constante de responsabilidad cívica. Tras los atentados del 11-M, los ciudadanos donaron masivamente. Pero, esa sangre obtenida no se pudo transfundir hasta pasado un periodo mínimo de tiempo. Los medios de comunicación mostraron ese día las largas colas de donantes en Madrid, pero no fueron los hemoderivados procedentes de esos donantes los que se pudieron transfundir en el momento, sino los de los donantes de los días anteriores. Esto significa que debe haber un mínimo de unidades en reserva que puedan utilizarse inmediatamente en caso de emergencia. La sangre debe esperar al enfermo, no el enfermo a la sangre.
• ¿Es necesario acudir en ayunas para donar sangre?
Al contrario, es conveniente no estar en ayunas para acudir a donar, no tanto por el ayuno en sí, sino por las circunstancias que lo originan, como pueden ser el cansancio, la vigilia, el estrés, etc…
• ¿ Donar sangre es beneficioso porque el organismo se renueva?
No hay una evidencia científica que demuestre que la médula ósea se renueva gracias a la donación de sangre. Aunque el donante, gracias a los exhaustivos análisis posteriores a la donación, sabe que está sano o puede descubrir ciertas enfermedades en fases iniciales. Además, puede conocer su grupo sanguíneo exacto dentro de una variedad de aproximadamente 350 sistemas, de los que el AB0 y el RH son sólo dos de esos sistemas.
• ¿Es bueno para la hipertensión y otras enfermedades similares?
Los requisitos básicos que debe cumplir un donante de sangre son ser mayor de 18 años, pesar más de 50 kilos y gozar de buena salud. Por ello, las personas que adolezcan de alguna enfermedad no pueden donar. Sí es cierto, que existen ciertas técnicas como la sangría, que consiste en extraer semanalmente determinadas cantidades de sangre a pacientes con elevadas tasas de hematocritos, por ejemplo, en bronquitis debidas al tabaquismo. Pero los centros de donación no atienden a enfermos, sino a personas sanas. Conviene donar, pero la donación de sangre no cura.
• ¿Hay grupos sanguíneos “mejores y peores” para la donación?
Un 85% de la población española tiene factor Rh positivo. La mayoría se incluye en los grupos A y 0, por este orden. Por ello, los grupos de los que se pudieran disponer menos reservas en el banco de sangre son, principalmente, los A y 0 negativos.
Pero, en realidad, todos los grupos son necesarios porque; la demanda depende de las características de los enfermos transfundidos. Por ejemplo, el 0 Rh negativo es el más utilizado por ser el donante universal de hematíes. En cambio, es el AB el donante universal de plasma. Para las plaquetas no existe un donante universal, aunque habitualmente se suelen transfundir plaquetas del mismo grupo que el receptor.
• ¿La sangre se transfunde tal como se extrae del donante?
En raras excepciones, se transfunde la sangre entera. Habitualmente, la sangre se fracciona en los laboratorios por un procedimiento de centrifugación. De este modo, se separan los tres componentes principales de la sangre: hematíes, plaquetas y plasma. Cada hemoderivado que se obtiene se transfunde a un tipo determinado de enfermos y se consigue una mayor utilización de la sangre donada.
• Donación de sangre y aféresis, ¿son términos sinónimos?
Pueden serlo, aunque con matices. El acto de donar sangre es sencillo y rápido, puesto que dura unos 15 minutos aproximadamente. Además de la sangre entera, existe otra modalidad de donación denominada aféresis (centrifugación y filtrado de los componentes de la sangre). Este tipo de donaciones sólo se realizan mediante cita previa en las salas de donación; los equipos móviles de donación no llevan este tipo de aparatos especiales. Son procedimientos más laboriosos que obtienen del donante sólo plaquetas o plasma, o plaquetas y plasma a la vez. Su duración oscila entre 30 y 45 minutos.
En las aféresis de plaquetas, se cita a los donantes según las necesidades de los pacientes que se van a transfundir en breve espacio de tiempo. La única ventaja demostrada es que se expone al enfermo a un menor número de donantes y la calidad de los hemoderivados puede ser superior porque el proceso conlleva menor centrifugación y manipulación de los componentes sanguíneos.
• En qué circunstancias está prohibido donar sangre.
La legislación europea en vigor en materia de donación de sangre se actualiza, periódicamente, según la evolución de los conocimientos y avances de la medicina.
Está prohibido donar si la persona tiene algún tipo de drogadicción o antecedentes de ello, si ha mantenido relaciones sexuales con múltiples parejas -bien sean homosexuales, heterosexuales o bisexuales-, si sé es pareja de una persona que se encuentre en las dos circunstancias antes mencionadas, o las personas que tengan o hayan mantenido contactos sexuales con protitutas en condiciones de riesgo en el último año.
• Cuánto tiempo tarda en renovarse la sangre tras la donación.
En todos los casos, tanto en donación de sangre entera como en las aféresis, los donantes reponen los componentes sanguíneos en breve plazo de tiempo (con la ingestión de líquidos, principalmente). Lo que se extrae al donante no llega al 10% del volumen total de una persona. El organismo compensa inmediatamente la pérdida de componentes sanguíneos si se lleva una vida normal. Pero, el plazo mínimo que se debe respetar entre donación y donación es de 2 meses. En los casos de aféresis, ese periodo es algo menor, de tan sólo 2 semanas.
• Donación después de los 65 años.
Según la ley en vigor, la persona que dona por primera vez no debe tener más de 65 años. Los donantes habituales pueden alargar sus donaciones mientras gocen de buena salud.
• ¿Por qué la mujer puede donar menos veces al año que el hombre, aun cuando llega a la menopausia?
La mujer tiene pérdidas mensuales de sangre debido a la menstruación. Para compensar esas pérdidas y evitar una posible anemia, la ley establece que sólo puede donar 3 veces al año, mientras que el hombre puede hacerlo 4 veces al año. Sin embargo, este imperativo legal no se modifica con la menopausia, a pesar de que la mujer deja de menstruar.
• ¿Donar implica algún riesgo para la salud?
Si el donante es sincero cuando se entrevista con el médico, normalmente no hay riesgo para la salud. El riesgo principal es la posible lipotimia inducida, generalmente, por el nerviosismo o el miedo a la donación de sangre. En algunos casos, pocos, se puede producir algún hematoma o rotura de vaso en el lugar de la punción, aunque no es lo habitual.
• ¿Pueden los donantes contagiarse durante la donación?
No, porque el material que se utiliza es desechable y estéril, exactamente igual que en un análisis de sangre convencional.
• ¿Pueden, hoy, los donantes contagiar alguna enfermedad a los transfundidos?
Si, aunque el riesgo es, prácticamente, inexistente. Se sitúa en una posibilidad entre un millón de bolsas de hemoderivados en enfermedades infecciosas graves. Actualmente, se utilizan en muchos laboratorios potentes aparatos que detectan no sólo los anticuerpos del virus, sino también el propio virus. El contagio que pudiera ser más habitual se produce por infecciones bacterianas de poca importancia.
• ¿Cuánto tiempo transcurre desde que se dona sangre hasta que se transfunde a un enfermo?
El mínimo posible. En general, de 12 a 14 horas es el tiempo que necesita una bolsa de sangre para ser fraccionada en sus tres componentes –hematíes, plaquetas y plasma-, analizada rigurosamente –descartar hepatitis B y C, sida, sífilis o elevación de transaminasas- y determinado el grupo sanguíneo exacto.
• ¿Qué tipo de pacientes necesitan algún hemoderivado?
En muchos casos, puede disminuir el número de enfermos transfundidos debido a las novedosas técnicas quirúrgicas, como la cirugía laparoscópica, y a los programas de ahorro en el consumo de sangre que empiezan a poner en marcha algunos hospitales. Lo que ocurre es que los enfermos que, actualmente, necesitan transfusiones, las necesitan en mayor medida. Por ello, cada tipo de paciente requiere de un hemoderivado concreto.
• Hematíes: Se aplica situaciones de anemia como en trasplantes, intervenciones quirúrgicas, politraumatismos, accidentes de tráfico, enfermedades crónicas como el cáncer, en definitiva, en los enfermos sangrantes en general. Tienen una vida media de 40 días en temperatura entre 4 y 6º C. Actualmente, se pueden congelar durante 15 años hematíes procedentes de personas con grupos sanguíneos raros.
• Plaquetas: Se transfunden a pacientes sangrantes por descenso del número de plaquetas o mal funcionamiento de las mismas, leucemias, cánceres con tratamiento de quimioterapia, trasplantes de hígado, etc... Sólo pueden conservarse durante 5 días tras las donación a una temperatura entre 20 y 24º C.
• Plasma y sus derivados: Se prescribe en hepatopatías, en pacientes quemados, hemofílicos, etc... El plasma es un producto sanguíneo que puede congelarse y tiene una fecha de caducidad de un año. Se envía a la industria farmaceútica, que tras varios procedimientos químicos, lo devuelve en forma de gammaglobulinas, albúmina o Factor VIII para la coagulación (hemofílicos). Los Centros Regionales de Transfusión Sanguínea son los encargados de distribuirlos a los hospitales públicos y privados.
• ¿Será necesario donar en el futuro? ¿Y la sangre artificial?
Posiblemente, no habrá que donar hematíes o plasma, aunque sí plaquetas. El plasma está compuesto por proteínas que se pueden sintetizar en un laboratorio; de hecho parte del factor VIII de coagulación para hemofílicos procede de la farmaindustria. También se comercializan ya moléculas que realizan la función de los hematíes.
Pero estos productos no van a sustituir a la donación de sangre tradicional. No hay aún un plazo de tiempo determinado para sustituirla por la sangre artificial a un costo razonable.
• ¿Se alcanzan en Andalucía y España los mismos índices de donación que otros países europeos y del mundo?
Ni en Andalucía ni en España se ha alcanzado aún el índice recomendado por la Organización Mundial de la Salud, que se encuentra en 40 donaciones por 1000 habitantes. Los países nórdicos sí alcanzan o superan esta tasa aconsejable para el autoabastecimiento de la población.
La donación de sangre debe ser un tema que se integre en la formación de los alumnos desde edades tempranas; debe convertirse en un hábito social asumido por toda la población como las vacunaciones o las revisiones dentales.
• ¿ Por qué en unos países la donación de sangre es altruista, y en otros está remunerada?
En los 192 países que componen la Organización Mundial de la Salud, la donación de sangre es altruista y anónima, que es la más segura. Aunque en algunos países no desarrollados hay otras modalidades de donación que cada vez son menos frecuentes: en algunos casos, las intervenciones quirúrgicas se realizan cuando los familiares de los pacientes han donado para el enfermo; en otros lugares las donaciones son dirigidas y/o remuneradas para los familiares; también existe el donante de reposición, es decir, cuando un paciente consume un número determinado de hemoderivados, otros donantes deben reponer lo consumido.
• ¿Se cubren las necesidades de hemoderivados para la población del Tercer Mundo?
El llamado Tercer Mundo también se encuentra en condiciones adversas respecto a la donación de sangre. El problema no es sólo el elevado índice de sida entre la población, por ejemplo en países africanos. El proceso de la donación de sangre es muy costoso (potentes aparatos en los laboratorios, personal técnico especializado, etc…), aunque los hemoderivados sean donados por donantes habituales.
Los países desarrollados deberán plantearse en el futuro la cooperación con estos países cuyas economías no pueden permitirse mantener bancos de sangre en condiciones mínimas de seguridad. Es una de las asignaturas pendientes para la opulenta sociedad del bienestar.